George Lucas, productor ejecutivo de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, ha comparecido ante el USA Today para comunicar a todos los fans del arqueólogo más famoso del cine que la nueva entrega de sus aventuras

“sólo es una película”, previniendo a los aficionados ante lo que pueden ser expectativas poco realistas y que jamás podrían ser satisfechas; y ha añadido que las cuestiones económicas

–como la posible recaudación de la película– jugaron un papel secundario en la producción del film.

“Cuando haces una película como esta, una secuela que es muy, muy anticipada, la gente cree que está ante la Segunda Venida de Cristo, pero no lo es.

Se trata sólo de una película.

Como las otras.

Probablemente los fans albergan recuerdos extraordinarios de las otras películas, pero si miras atrás y las vuelves a ver, quizás no aguanten del mismo modo que las recuerdas”, explica Lucas al medio estadounidense.

En lo que se refiere al

éxito económico del film, Lucas se limitó a decir que el principal motivo para hacer la película

“fue porque queríamos

(Spielberg, Ford y

él mismo) divertirnos.

No va a hacer mucho dinero para nosotros, porque todos tenemos dinero.

Si no fueramos ricos, haría mucho dinero, pero no estamos haciendo la película por ese motivo”.

Un apunte: USA Today desvela que el presupuesto del film es de 125 millones de dólares.

Los chicos de HSX

(curiosísima página en la que juegas a la Bolsa con las películas) anticipan que el film recaudará en torno a los 265 millones de dólares sólo en EEUU.



Esta forma de rebajar las expectativas del film viene aprendida de la lección de hace 10 años, cuando se estrenó la primera entrega de la nueva trilogía de La Guerra de las Galaxias.

“Cuando la gente se aproxima a la nueva película de Indiana Jones de la misma forma en que hiceron con La Amenaza Fantasma, tienden a ser mucho más duros”, explica.

“No vas a recibir muchos elogios haciendo películas como

éstas.

Todo lo que puedes hacer es perder”.

Y esto es lo que hay.

No deja de resultarme curiosa la postura de abogado del diablo que Lucas adopta en determinados momentos

(léase, cada vez que sale una película con su nombre en los créditos), sin venir a cuento.

Si estuviéramos hablando de El Padrino IV si que entrarían en juego cuestiones como la previsible calidad de la película, pero en el caso de Indiana Jones, lo que queremos es que nos de tanta caña que las Coca-Colas de toda la sala estallen a la vez.

Y diez años después, este hombre

–tan forrado que todo le importa dos mierdas– sigue negando lo evidente: la gente no ha criticado la nueva trilogía de Star Wars por no estar a la altura de la original.

Hay espectadores que, directamente, consideraron la serie de precuelas como un truño.

Como no he visto la nueva de Indy, no voy a hacer conjeturas más allá de dos puntos que conocéis todos: el título es una gilipollez y descartar el guión original de Frank Darabont me pareció una tontería como una casa

(Darabont es el puto amo y cuando veáis su nuevo film, La Niebla de Stephen King, creo que estaréis más o menos de acuerdo conmigo en que el director de Cadena Perpetua mima las películas como pocos).

Pero por lo demás, ardo en deseos de ver esta nueva entrega siempre que se respete un estándar mínimo de entretenimiento.

Si mi Coca Cola sigue intacta pero yo entiendo que los seis euros que me ha costado la entrada valieron la pena, estaré satisfecho.
