El aborto es un asesinato según quién? Usted? Y mucha otra gente, ciertamente.

Y según mi opinión y la de muchos otros no lo es.

Ya le advertí que sobre ese punto era inútil discutir.

No habrá consenso.

El aborto es un asesinato por qué razón? Razones biológicas? En ese aspecto ni siquiera los científicos logran ponerse de acuerdo.

Razones morales,

éticas o religiosas? Eso sí que es subjetivo.

Por lo tanto cada individuo debería ser libre de actuar según su conciencia.

Así pues, el problema reside, según usted mismo cuenta, en la nefasta educación que los niños reciben respecto al sexo.

Bien.

Y de eso tiene la culpa quién? Las leyes que permiten el aborto como opción? El Estado? El sistema educativo? Los padres? Quién? O quizá

"la sociedad", ese ente abstracto al que culpamos de todo y del que nos apresuramos a excluirnos para no compartir la responsabilidad? Verá, es que el Estado no puede regular, ni tampoco las leyes, cómo cada familia educa a sus retoños.

Usted, al parecer, entiende que hablar a los niños de sexo libre, o poner máquinas de condones en los colegios, es perjudicial, porque incita al sexo antes incluso de que los niños se interesen por

él.

La verdad, no sé a qué edad se interesó usted por el sexo, pero yo trabajo con menores y el tema les interesa desde la más tierna infancia.

A muy temprana edad quieren conocer las diferencias entre sexos, para qué sirven sus genitales, de dónde vienen los niños, por qué los mayores se besan, etc, etc.

Preguntan con la curiosidad sana de los niños.

Sin prejuicio moral alguno, debo añadir.

Y esa misma curiosidad les lleva a mirarse, tocarse, experimentar y jugar.

Del mismo modo que aprenden todo lo demás.

A mí se me educó en un ambiente de claridad meridiana, respondiendo a todas mis preguntas, no escondiéndome las cosas.

No se me impusieron miedos, ni tabúes, ni sentimientos de culpa.

No me fue demasiado mal.

Tengo 29 años, ningún trauma sexual y jamás he tenido que abortar.

Como a mí me fue bien, procuro educar a los niños con los que trabajo de la misma manera.

Hablando con naturalidad, eso ante todo.

Enseñando a los críos que la sexualidad es algo que todos vivimos, que cada cual debe experimentar libremente, sin aceptar presiones ni coartar a los demás, que es algo

íntimo, personal, sano y que requiere madurez y responsabilidad.

Y, naturalmente, que es divertido, sobre todo cuando se practica con sensatez.

Eso no quiere decir que yo les ponga vídeos porno para que aprendan, ni que le hable del sida a una niña de 4 años.

Todo tiene un modo, un momento y una lógica.

La niña de 4 años quiere saber por qué su cuerpo es distinto al de su hermano, o de dónde vienen los bebés.

Comprenderá que no le voy a explicar qué es el sexo oral ni le hablaré del aborto.

El chico de 15 años tiene otras dudas, y así sucesivamente.

Estoy plenamente convencida de que todo debe ser tratado con normalidad y con sentido común.

He tenido alumnos adolescentes que me han preguntado si el sexo sin amor es malo, qué edad es buena para tener relaciones, si tal o cual práctica es perjudicial, o si es malo que te gusten las personas de tu mismo sexo.

Y siempre les he respondido que cada cual debe hacer aquello que realmente quiera hacer, a la edad que le parezca oportuno, con quien decida hacerlo, sin sentirse jamás presionado a nada y sin presionar a nadie.

Que no a todos nos agradan las mismas prácticas, que el sexo sin amor es una opción tan válida como la contraria, que deben decidir por sí mismos cuando crean que están preparados para ello, que es su cuerpo y su intimidad y de ello disponen, que no hagan cosas que les hagan sentir mal consigo mismos, que tengan en cuenta las consecuencias de sus actos y sean responsables.

En eso es en lo que creo.

No creo en esconder, ni en culpabilizar, ni en condenar, ni en la hipocresía que nos hace olvidar nuestras propias pulsiones y dudas a esa edad.

No creo en la desinformación, ni en la prohibición.

Este sistema garantiza el

éxito? Señor mío, ningún sistema garantiza nada.

Porque al final no decido yo, ni usted, ni la Santa Madre Iglesia, ni el Estado, ni los padres, ni un profesor, ni la máquina de condones del pasillo.

Al final decide cada individuo y acierta o se equivoca.

Respecto al sexo y respecto a todo en la vida.

Habrá otras opciones, pero no me parecen sensatas.

Créame que conozco la mecánica del aborto.

No se la recomiendo a mis alumnas de 15 años.

Es más, hago lo posible por enseñarles las muchas opciones que existen antes de tal recurso.

Pero créame que si una de mis alumnas con retraso mental, por ejemplo, se queda embarazada a los 15 años, la opción del aborto me parece la más sensata.

Por motivos que se me antojan aplastantes, aunque no espero que usted los comparta.

La mayor diferencia que encuentro entre nosotros es que a mí no me resulta tan fácil juzgar.

Celebro que su masculinidad esté a salvo.

Mi feminidad también.

Tanto que puedo permitirme reírme de sus groserías mientras usted piensa que me ha ofendido.

No tema causarme un trauma, no tengo interés en atraer a especímenes como usted.

Máxime habiendo hombres como los que hay por el mundo.
