Eso es así, Arturo
Francisco Camero

- diariodesevilla.es

- 24/06/2014

Al Rinconcillo, bar de camareros carismáticos y tertulias deportivas, taberna clásica donde las haya, fueron ayer Alberto López y Alfonso Sánchez a presentar su próximo proyecto.

Jaleo de cámaras y un reservado completamente lleno en la primera planta, o sea que los compadres, los actores que reventaron Youtube con su serie de cortos satíricos sobre la

(especialmente) laberíntica idiosincrasia sevillana, los que firmaron luego

'El mundo es nuestro' y hace poco aparecieron en

'Ocho apellidos vascos', siguen teniendo tirón.

También es verdad que a la cita acudió además Arturo Pérez-Reverte, tan acostumbrado a las cámaras de televisión como sus personajes a las derrotas dignas y grandiosas.

"A ustedes no os importa que os eche un retrato,

¿no?", dijo Alfonso Sánchez a los periodistas apretujados en la sala, mientras, en efecto, sacaba su móvil y disparaba, contento, casi impresionado por la concurrencia.

Su sosio, Alberto López, lo primero que hizo al tomar la palabra fue alabarle la valentía

"al jefe", el cual se encontraba de pie, al fondo de la sala, observando el simpático revuelo en nombre de Mombasa, marca de bebidas espirituosas, de las de copa de balón, que patrocina

'Patente de corso'.

El espectáculo se estrenará el 9 de octubre en el Teatro Lope de Vega y recorrerá después una veintena de ciudades españolas.

Tras un rato dedicado a agradecimientos varios

-se ha invertido un dinero: quedó patente-, por fin se entró en materia, la de este

"tratado ibérico sobre el hijoputismo", como definió la obra Sánchez, o la de esta

"tragicomedia de ser español", título alternativo que propuso Pérez-Reverte,

"seguidor acérrimo" de estos cómicos

"sabios y nobles".

"Podrían haberse quedado en graciosos sevillanos, pero vieron que su

éxito podía ser una palanca para algo más que ser parados por los conocidos en la calle Sierpes, y ese es también su gran mérito", dijo el escritor y académico, que por primera vez cede los derechos de sus textos

-en este caso periodísticos: los artículos dominicales que desde 1993 escribe bajo el epígrafe

'Patente de corso'- para una adaptación escénica.

"Leímos más de 1.200 artículos, buscando aquellos que se pudieran teatralizar mejor, y fue dificilísimo porque casi todos daban juego", explicó Sánchez, familiarizado desde pequeño con esos textos

"que los podía leer un crío de 8 años y un hombre de 30 y el mensaje te llegaba de igual manera" gracias a su

"sentido común, algo que escasea en España".

En este punto, con los piropos sobrevolando ya desatados la mesa en todas las direcciones, Pérez-Reverte asintió: nacieron como

"desahogos", como

"ajustes de cuentas semanales", y muchos,

"vistos ahora, eran incluso premonitorios, pero no porque haya en ellos inteligencia, ni talento, sino porque me limité a ver las cosas con sentido común".

"Son ellos", remachó sonriendo, en referencia a sus dos nuevos amigos,

"los que me han hecho sentirme importante".

"Queremos ser muy fieles a los textos originales, esa es al menos nuestra intención", apuntó López, aunque no descartó que con el paso de las representaciones, debido a la química con su cómplice y a la naturaleza misma de la comedia, ambos vayan añadiendo detalles de su cosecha, es decir,

"morcillear" el guión coescrito por Ana Graciani y Sánchez.

"De tantos artículos pueden salir miles de historias; nosotros hemos contado una de las posibles, la que queríamos contar", explicó este

último.

En la historia que querían contar hay un pícaro, personaje españolísimo, y un parado,

ídem, aunque los responsables de Mundoficción han procurado no hacer una obra

"oportunista", sino ir más allá.

Hacia las Prestigiosas Mayúsculas, de hecho:

"En

última instancia la obra habla del Bien y del Mal, sobre lo que significa ser un hijo de puta", dijo Sánchez por si hubiera alguna duda sobre lo absoluto-abstracto,

"y sobre lo que significa ser buena persona".

La obra no sólo no es

"un popurrí", algo que temió al principio Pérez-Reverte, sino que de hecho existe

"una trama, un verdadero argumento", y es que Mariano

(López), el españolito honrado y cumplidor,

"harto de estar harto", intenta comprarle a Luciano

(Sánchez) su patente de corso, una de verdad, firmada o eso va diciendo por Fernando VII; una peripecia que no sólo hará reír, aseguró el escritor, sino que captura

"lo español" en un

"texto atemporal".

López adelantó además que, para darle

"un carácter moderno", han contado con Benito Jiménez, uno de los fundadores del colectivo Zemos98, quien

-más que una

"banda sonora al uso"- aportará la

"atmósfera" a un espectáculo de gran densidad textual, y por lo tanto necesitado de elementos escénicos que

"alivien".

Al universo de los compadres, explicó, le añadirán toques de Jan Fabre, Peter Brook, Samuel Beckett y el neorrealismo italiano, adelantó;

"y de Chiquito de la Calzada", completó Sánchez.

"En fin

-cerró su compañero-, que no sabemos si será como para que nos inviten a los festivales guays, pero va a estar guapo".
