Señor Bowman!!! Ojiplatica me quedo.

¿Es cierto que habla en serio? Mire usted que no me lo imagino interesado en los asuntos del cuore, pero si insiste.

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Sucedió en mi primera visita a Londres.

Una noche, mientras hacíamos tiempo para recoger las entradas para un musical en el Soho, decidimos dar una vuelta por Leiscester square para conocer los cines más famosos.

De repente, nos llamó la atención que la poca gente que había en la plaza estuviera concentrada en una sola esquina.

Nos acercamos y uno de mis acompañantes, más alto que la media de los allí presentes, comenzó a gritar muy excitado:

-¡Es el rubio!

¡Sí! El rubio ese.

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Y yo:

-¿Qué rubio?

-¡Síiiiiii! El de
Moulin Rouge
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De repente, los codos se me convirtieron en pistones.

¡Estaba a menos de un metro del famoso
Obi Wan
!

¡No me lo podía creer!
Bajaba por la calle, acompañado de
Halle Berry

(que estaba demasiado alejada de nosotros) y un acompañamiento enorme de seguridad y representantes, y se dirigía justo hacia dónde estábamos nosotros.

Esa noche era el estreno de
Robots
, y se contaba con la asistencia de las estrellas que le prestaron la voz a los protagonistas.

Las piernas me temblaban cuando se puso justo a mi lado.

¡Dios! No te puedes imaginar lo guapísimo que es de cerca, aunque es algo menos alto que yo y es superdelgadito.

Por detrás, parece un adolescente que apenas haya alcanzado la mayoría de edad.

Pero todo eso lo compensa la sonrisa más cálida y los ojazos más turquesas que jamás he visto en la vida.

Entre tantas manos que se le tendieron, el señor
Mac Gregor
escogió la mía para saludar.

Y cuando me miró a los ojos sonriendo por dentro y por fuera, entendí el carisma que el tio logra imprimir a sus personajes.

No hace falta ser grande para parecer grande.

Es algo que se lleva.

Como recuerdo, conseguí hacerle algunas fotos que me place compartir ahora con usted, caballero.

Y esa fue toda mi experiencia.







Espero haberle complacido

