Yo no he puesto nada en este hilo, hasta ahora.

Atrasado otra vez, ahí voy:

Por lo que se lee aquí, creo que todos estamos de acuerdo en lo importante que es la educación de los peques y los no tan peques, los párvulos irreverentes

(que todos fuimos también).

Y que rasgos indelebles en la personalidad se graban en la tierna infancia, del recién nacido a los 3-4 años dicen los que saben

(aunque no lo recordemos), y aun después; los niños no hacen lo que se les dice, hacen lo que ven de sus

mayores

(padres, tíos, abuelos), así que endosar el desarrollo de una persona, que es nuestra sangre, a los profesores es algo muy estúpido.

Yo tengo buenos recuerdos de cuando era peque, de ratos con mis mayores, ahora los valoro y agradezco; pero también procuro hacer lo0 mismo con los sobrinos

(hijos no tengo) oírles, jugar con ellos

y en lo que se puede aconsejarles

(porque los padres tienen la batuta en esto)

, eso a veces es un sacrificio, pero también un deber.

Y donde hay niños hay que tenerlos presentes.

A veces, sin pensar decimos cosas que no son buenas para ellos, que por ejemplo pueden reflejar el odio que sentimos hacia tal o cual, sentimientos muy válidos y hasta justos si se quiere, pero los niños no deben oír eso,

no se les debe sembrar odio, cualquiera que sea el motivo.

Y sí

, de este lado del Atlántico también hay mucho descuido en la educación de nuestros niños,

padres irresponsables que dejan todo a maestros iguales o peores, porque a muchos de ellos como a los doctores o enfermeras, se les crea una armadura contra la sensibilidad,

igual que los que atienden dolores se hacen insensibles a ellos, los que enseñan suelen

(no todos)

tornarse ciegos e irresponsables a la educación: cumplir el

programa educativo, aplicar exámenes y adiós chamacos que les vaya bien.

Pero yo también recuerdo maestros que me enseñaron bien,

y eso de enseñarme bien

no fueron tanto conocimientos, sino el placer de aprender que es

mucho más valioso.

Diferencias grandes entre el

maestro que te reprueba por burro-soquete y

"porque no aprendiste lo te dije era obligado", con el que te califica de otra forma, que te hace ver tus errores…y te hace pensar en qué y porqué fallaste.

Y de esos recuerdo de Historia,

una de literatura y sabéis qué, hasta uno de matemáticas y una de química

( que antes de ellos me parecían materias repulsivas) que me mostraron que esos conocimientos podían ser muy hermosos también.

Para concluir digo que el tiempo sacrificado en enseñar a los niños

(todos podemos) tiene sus recompensas, que también de eso se aprende si les sabes escuchar.

Y si

se pone en ello el corazón das valor a tu ser.

Por eso los maestros de verdad son héroes

¡como no!