La amistad, como el amor, y como casi todo en aquellos tiempos, estaba marcada por la necesidad

(pura supervivencia) y por la diferencia de clases.

Es decir, tú me ayudas, yo te ayudo, estamos en paz, pero ahora tú a tu choza y yo a mi palacio.

Había unas reglas muy claras.

Había cosas que no se mezclaban, y eso estaba tan claro que ni el de arriba sentía culpa por ignorar al de abajo, ni el de abajo rencor hacia el de arriba.

Seguramente los lazos de amistad eran más fuertes entre lobos del mismo pelaje, pero aún así, también esos tenían sus reglas, y muchos terminaban matándose entre ellos.

Los códigos de honor estaban muy claros, las lealtades podían llevarte a matar por un amigo, pero la supervivencia o el honor podían llevarte también a matar a un amigo, y eso es algo que creo que ni se cuestionaba.

Yo ni siquiera logro verlo como una traición.

Desde aquí sí, claro, nos resulta insólito.

Pero las reglas eran otras y el mundo era otro también.

No puedo menos que pensar que, para un hombre de entonces, terminar sus días con dos palmos de acero amigo en el hígado, era un buen final a pesar de todo.

Al menos era un final muy probable.

Guadalmedina tiene una deuda con Diego que quizá le hace sentir incómodo a ratos, pero que les viene bien a ambos.

Se hacen favores.

El de abajo cuenta con los contactos del de arriba para salir airoso de ciertos líos, y el de arriba no duda en contar con el acero mercenario del de abajo.

Amigos? Bueno, según se mire.

Creo que hay respeto entre ellos, pero un respeto que no excluye las diferencias.

Cada uno sabe bien cuál es su lugar, y saben también que hay límites que, una vez pasados, lo cambian todo.

Creo que eso también estaba muy asumido en aquellos días.

Que un golpe de suerte, o de mala suerte, podía convertir al amigo en enemigo.

Y tampoco resultaba un drama.

Así era la vida.

En fin, que los hombres tenían sus códigos y las amistades eran complejas, porque había reglas, había clases, había cosas que

"sí", y cosas que

"no" y nadie entraba a discutir las razones.

Eso pienso, al menos.
