Remo, cuenta con las anécdotas que cuenta

Íñigo sobre su antiguo amo, muchas de ellas llegadas a sus oídos por los amigos de Alatriste.

Desgranándolas a modo de flashbacks, o de historias contadas por Juan Vicuña

(como la del las dunas de Nieuport), escenificadas con mendrugos de pan y vasos de latón sobre la mesa de la Taberna.

Intercalándolas con buena mano, sirven para rellenar los momentos de vacío de tensión dramática del primer libro, por ejemplo, con escenas costumbristas de la

época, para meter en ambiente a un espectador que no conoce el mundo alatristesco, y de paso para ir conociendo el pasado y circunstancia del héroe cansado que no habla ni borracho.

Por lo menos para el primer libro, y tal vez para el segundo, aunque

Íñigo se pase la mayor parte de

éste aislado en una celda de la Inquisición.

También habría que desarrollar la relación entre los enemigos de Alatriste, que en los libros sólo se esboza, y que en una versión en cine o serie hay que presentar al espectador para completar la historia.

Y también se puede desarrollar y utilizar lo que ocurre entre algunos de los libros para mantener la continuidad.

O se podría hacer una serie continua, donde cada temporada dejase abiertas, o encauzadas, las tramas principales de la siguiente.

Que es como se hacen las series

últimamente, y como están escritos los libros.

Haciendo coincidir el clímax de cada novela con el de la correspondiente temporada.

Recursos narrativos no faltan, y material tampoco.

Sólo es cuestión de usarlos sabiamente.

Siempre que se tengan ganas, humildad y talento, cosas que raramente se dan a la vez.

Acción, intriga, realismo y tensión dramática

(que no drama tenso) con un toque de costumbrismo

(sin caer en lo rancio o cansino).

Así me gustaría a mí ver una serie sobre Alatriste:

El primer libro es el de presentación del mundo de Alatriste al público profano.

Por tanto, pueden

(y deben) abundar las referencias al pasado de Alatriste, la causa de que un niño de Oñate acabe de paje de un soldado en Madrid, y de dónde vienen los amigos, las cicatrices y los silencios de Alatriste.

Bien mezcladas

(no revueltas), y no necesariamente todas.

En definitiva, se trata de hacer inteligible y, sobre todo, digerible el duro mundo del siglo de Oro.

Y ganarse la complicidad, o comprensión, del espectador.

El segundo sería una revisión a la baja

(a lo Clint Eastwood, si se prefiere) del mito de Juan Tenorio, convirtiendo el romántico asalto a un convento en una misión rescate contra las garras de la institución más temida y con peor fama de la Historia.

¿Se puede pedir más tensión? Con unas escenas de Quevedo reventando caballos a golpe de espuelas de oro

(que oficialmente nunca llevó puestas), atravesando el Ebro a galope, seguido

(tal vez) por sicarios de Bocanegra.

.

.

y salvando a

Íñigo justo antes del veredicto del Tribunal, cuando todo parece perdido.

El tercero sería algo así como

"Hermanos de sangre" en Flandes y en versión Barroco.

Alatriste en su salsa.

La guerra de los cuadros de Brueghel.

Los siguientes son historias cerradas, y se van sosteniendo con la trama principal, que es bastante atractiva de por sí, sin necesidad de más explicaciones o presentaciones:

El cuarto es una aventura en toda regla, comparable a historias de atracos, como

"Ocean's Eleven", y tiene una ciudad y unos personajes nuevos por descubrir y explotar.

El quinto da para más episodios, pues tenemos todo el preludio de la historia de Lopito, el pique por María de Castro, antes de que Alatriste se convierta en prófugo, intrigas palaciegas, cambios de alineación de los personajes y un final de temporada de infarto.

El sexto se podría hacer con todo lo largo que es, con las dos partes bien diferenciadas

(los asaltos contra los piratas intercaladas con visitas a los principales puertos españoles en el Mediterráneo,

y la parte final contra los turcos), con otro final de temporada de infarto.

Para cuando llegase la adaptación del séptimo libro

(si llega), intriga, tensión argumental con pequeños desahogos y un estilo

"Misión Imposible" tal vez funcionarían.

Pero, siendo realistas, para eso habría que poner el mismo interés en el guión

(a nivel de producción, no sólo de guionista) que se puso para adaptar otros libros que nos vienen a la mente cuando oímos hablar de adaptar estos.

No es compatible con la filosofía

"trinco pasta y planto cagarro".

P.D.

: Perdón por el tochaco.
