LADCA 5: Como la sangre

Comienza el episodio con

"un pequeño

ágape" en honor del nuncio papal

"que consistirá en" una pavorosa lista de platos y platillos: capones, pichones, torreznos, empanadas, salchichones, hojaldres rellenos, lechones, salpicones, trucha.

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El recitado es tan largo que da tiempo a las damas de la serie a echarse miraditas sospechosas y a Buckingham y a la señora Teresa de Mendoza y Alquézar a llegar tarde a la vista de todos.

Y es cierto históricamente que muy a menudo los menús de las cortes, algunos de los cuales han sobrevivido, constaban de decenas de platos, sobre todo cuando se quería impresionar a los visitantes.

Para cuando transicionamos de ahí a una cola de la sopa boba en medio de las calles para los pobres de la ciudad, la letanía del

"pequeño

ágape" aún continúa, estableciendo un contraste bastante claro entre la abundancia de los poderosos y las penurias del pueblo.

Con el cazo en la mano está uno de los personajes más interesantes que nos hemos encontrado hasta ahora en LADCA: el exsoldado de los tercios ahora metido a franciscano Marcos Ferrán.

Cuando Alatriste le toca un poco las narices sobre la calidad de la manduca, y se habla de lo mal que a uno le sienta la paz y a otro el hábito, queda claro que se conocen.

De hecho, es el dómine Pérez quien ha pedido a Alatriste que proteja al fraile, a lo que este responde midiendo las costillas con el cucharón a un pedigüeño demasiado pedidor.

No parece necesitarlo demasiado, lo cual significa que sí lo necesitará.

El padre Ferrán, sin embargo, no es conocido solamente por sus actos de caridad, sino también por ser la excusa de Madame de Brissac, la espía francesa de Richelieu, para visitar Madrid.

Cuando la reina

(francesa) de España le tira un dardo a su marido sobre qué piensa dicho fraile de los hombres que engañan a sus mujeres

(así en general, y sin mirar a nadie), Madame responde que

"el adulterio nace de la tentación, y la tentación tiene nombre de mujer".

Así pues, en un par de escenas ya tenemos tres pinceladas sobre este padre Ferrán que ya lo pintan como un personaje de varias facetas y matices, cosa que siempre es interesante, en lugar de un bloque monolítico y bidimensional: exsoldado penando pecados por decisión propia, auxilio de los desamparados.

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e hijo de su tiempo en cuanto a la consideración que

(dentro de la iglesia y fuera) se le dispensaba a la mujer como causante de muchos males.

Después del pequeño

ágape el nuncio del Papa viene, en resumidas cuentas, a pedir más dinero y prebendas a cambio de la dispensa pontificia para que la infanta católica se case con el príncipe hereje.

Olivares se aviene, mencionando incluso el importantísimo arzobispado de Toledo, pero también advierte de las consecuencias del fracaso.

"Un ministro del rey de España no amenaza, exige".

La Brissac va a confesarse con el padre Ferrán, y en su poco clara conversación queda claro que algo traman.

El siguiente penitente que entra en el confesionario va armado y enmascarado, y en cuanto deja ver los ojos, queda también claro que es una mujer.

Esta saca una espada, la ensarta por la rejilla del confesionario y hiere al páter en la mejilla.

Justo cuando lo tiene arrinconado para ensartarlo, aparece Alatriste, que se deshace de la atacante hiriéndola un par de veces pero dejándola escapar, claramente aposta.

El fraile, veterano de guerra como sabemos, se percata de ello y Diego responde con un alatristismo:

"Yo decido cuándo mato y no me gusta que me digan cuándo".

Y efectivamente, la

"sorpresa" se confirma al revelarse que tras el embozo se ocultaba no otra que María de Castro, a quien por lo que parece se le ha ocurrido ir a matar a un fraile casi al mismo tiempo que tenía comedia que representar

(esta vez

'Peribáñez y el comendador de Ocaña', también de Lope de Vega, y también obra de varios años atrás), a la que llega con la función ya empezada.

Debe de ser que esa era su coartada.

Al acabar la obra, Alatriste ayuda a María a curarse un corte en el brazo que

él mismo le hizo, mientras ella le explica el motivo de su ataque: el padre Ferrán fue quien dio el queo a la Inquisición sobre los versos heréticos de Inés, la hermana monja de María, y dos días después va a declarar contra ella ante el Santo Oficio.

De ahí las lecciones de esgrima que ha estado recibiendo de Diego y su puesta en práctica hace unas horas.

Ferrán es amigo de Alatriste, y este se ofrece a mediar.

De esta forma, tenemos ya el conflicto planteado: llegado el caso,

¿qué partido tomará Diego, el de su amigo y camarada o el de lo que quiera que sea ella?

¿"Bros" o

"hos", como lo plantean los herejes? De hecho, ella le hace una pregunta directa en ese sentido:

"¿yo qué soy para ti?" Alatriste responde desviando la atención como suele hacer: morreo con todo el bigote y frase lapidaria:

"Una mala alumna".

"¿Locuras? No locuras, solo amor".

Al parecer, Carlos y Steenie Buckingham siguen hablando en español el uno con el otro, incluso cuando están solos.

Tanto Carlos como la infanta María Ana están siendo representados como una pareja de enamorados genuinos

(de 22 y 17 años respectivamente en la vida real) a quienes curas, reyes y políticos diversos no les dejan disfrutar de su amor.

La realidad fue más complicada, pero por ahora el rollo Romeo y Julieta que se traen en la serie tiene su punto.

Por su parte, Jorge de Villiers, duque de Buckingham,

(que tenía 30 años y más mundo) interpreta su estadía en Madrid como una especie de prisión.

Aún no has visto nada, Jorgito.

Blasillo el húngaro aprovecha que a Angélica el taxi se le ha pasado de parada un poco y le roba un collar herencia familiar de cuando Enrique II de Castilla, ante el cabreo del tito Luis, que la castiga quitándole el resto de las joyas de su madre.

Los criados de ella la meten en casa como si fuera un torero rescatado de una cornada.

Angélica encuentra la manera de echarle la culpa a la tita Teresa, que no estaba con ella, sino

"en el Alcázar" real

(donde ahora se alojan Carlos y Buckingham, cosa cierta históricamente), ante cuya mención el tito Luis deja el tema.

No menciones los cuernos en la casa del etcétera.

Dicho lo cual, a Steenie se le acumula el trabajo: la de Brissac interrumpe la encamada de

él con la de Alquézar para complotar sobre el Spanish Match.

En LADCA, al parecer, es la Madame la que se atribuye el haber convencido a la infanta María Ana de que rechace por completo convertirse ella a la confesión del inglés, a la vez que propone una candidata alternativa francesa, Enriqueta María, con la cual Carlos efectivamente se acabaría casando dos años después de cuando nos encontramos en la serie y solo dos meses después de subir al trono en Londres.

Teresa, partidaria del Spanish Match para ayudar al medro de su familia, escucha todo esto por la cerradura y se lo cuenta al marido, quizá para hacerse perdonar la cornamenta que le ha puesto

(aparte de para ganar puntos con Olivares), pero no llega a funcionar.

"Por fin sirves para algo" es la cortante respuesta.

Mientras, en una trama secundaria y principalmente de alivio cómico, aunque con base real, Felipe IV se las ve y las desea para componer una obra de teatro que representar en la corte.

Como en aquel entonces las familias reales españolas no participaban en regatas ni iban a los Juegos Olímpicos, componer versos

(o intentarlo) era lo más que se acercaban a algo lúdico/creativo, aficiones a la caza aparte.

Es cierto que Felipillo manchó varios papeles durante su vida con este propósito, y que quién sabe de dónde sacaba la inspiración y quién le echaba una mano con las rimas.

Por de pronto, María Ana sigue tan monotemática con su cortejo inglés que cuando Felipe le pide una palabra que rime con

"notorio"

, ella le responde

"casorio".

En Cá la Lebri, a todo esto, el padre Ferrán muestra otro poco de lo talibán que se ha vuelto para muchas cosas: cuando Quevedo se molesta con

Íñigo por interrumpirle mientras está

"creando", el páter le suelta un sermón sobre quién es el verdadero Creador de todas las cosas y que los versos no dan de comer a nadie mientras la ciudad se muere de hambre y tal y cual.

"La poesía no sirve más que para distraernos de nuestra fe.

Un buen cristiano habla, actúa y escribe como tal".

Solo los brazos en jarras de Caridad

(no la cristiana, sino la dueña del lugar) detienen los aceros que ya estaban a punto de derrocharse.

A la salida de la taberna, está meando don Francisco contra una pared

(qué ocasión para haber dicho aquello de

"donde se ponen cruces no se mea"

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"donde se mea no se ponen cruces") cuando de repente aparece Malatesta, que llevaba un tiempo desaparecido en combate

(o quizá ocupado con su trattoria), con un

"os traigo una crítica" que no presagia nada bueno.

Recordemos que Malatesta está a sueldo de Alquézar

(principalmente), así que este quiere vengarse, vía siciliana, de los versos de Quevedo sobre su esposa.

Por segunda vez en el episodio, aparece Alatriste para rescatar a punta de espada a un amigo suyo que tenía otra apuntándole al pecho.

Quevedo, a lo Cyrano, se cabrea más por estar demasiado borracho como para pensar unas

últimas palabras adecuadas que por la nadería de morirse.

Malatesta se las pira sin mucho jugarse el pellejo, la verdad, que quien huye hoy vivirá para huir otro día, pero es Olivares quien idea una venganza más refinada: empezando por apelar a la españolidad de Quevedo y que nuestra Monarquía le necesita, hacer que escriba unas rimas sobre la virtud de Teresa y sobre el valor de su marido, y encima firmadas, no anónimas.

Aquí Quevedo aparece en una escena ficticia, pero la verdad es que su relación real con el poder y la corte darían para su propia película.

Desde su servicio como enlace/espía en Italia hasta su encierro en San Marcos de León, hoy parador de cinco estrellas, su vida fue un eterno debatirse entre el buscar el favor de la corte

(no tanto por ser fuente de virtudes como por ser fuente de dinero y medios de vivir de su pluma), y el rebelarse contra las miserias de su tiempo y su lugar en el mundo.

Tan pronto era protegido y celebrado como condenado y desterrado, y tan pronto dedicaba obras a nobles de la corte como escribía indignados memoriales contra el gobierno.

El trágala de hoy en LADCA, pues, no es vero, pero es ben trovato.

Quizá el personaje del padre Ferrán me esté pareciendo a mí mejor que a otra gente por el hecho de que yo personalmente he conocido gente en mi vida con esa mezcla de causa justa y chulería altiva, casi capulla, al hablar de ella a todas horas y de la forma más inconveniente, pero cuanto más avanza el episodio más me gusta cómo está construido y matizado.

Y además, el actor, Fernando Cayo, está muy bien haciéndolo, la verdad.

Esa misma noche, alojado en el suelo de la Taberna, cuando Alatriste le ofrece buscarle paja para que esté más cómoco, vuelve el páter la burra al trigo:

"¿Sabes lo que mató más soldados en Flandes? La comodidad.

El querer dormir bien, comer caliente y no pasar frío.

Así no se puede luchar".

Tendrá su pizca de razón a veces, pero qué malasombra es el tío.

Y este especimen existe en versión política además de religiosa también.

Usando la ocasión para mediar por Inés, como le prometió a María, el fraile se reafirma todavía más:

"Esos versos son armas, hachas que van cortando nuestras raíces, y cuando menos lo esperemos el

árbol estará podrido, muerto".

No me digan que no han conocido vuestras mercedes a alguien de retórica similar en su vida.

Y además, ni siquiera recuerda el verso pecador.

Finalmente, Ferrán acepta ayudar a Diego, pero por un precio: que este le ayude a su vez

"a algo piadoso, alimentar al hambriento".

Vale.

Pero recordemos que Alatriste

"no era el hombre más honesto ni el más".

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eso mismo,

"piadoso".

Alatriste más tarde le cuenta a Caridad en la cama que a Ferrán lo apodaban Saltabalcones, debido a su afición a las mujeres casadas.

Tras comentar lo cambiado que está ahora

("de amar a todas las mujeres a querer quemarlas", dirá más tarde Alatriste), ella aprovecha para hacer preguntas de esas capciosas que también habrán conocido vuestras mercedes.

"¿Y tú, Diego, cómo eras antes de Flandes?".

Diego, que tampoco era el hombre más abierto ni el más revelador, pero era un artista de la evasiva, recurre de nuevo al morreo con mostacho y la frase puntorredondo:

"No me acuerdo".

Resulta entonces que Alquézar defrauda a hacienda, a base de almacenar grano ilegalmente, y el plan de Ferrán es robar de los ricos defraudadores para dárselo a los pobres del pueblo.

Mientras se fragua el robo, la mismísima infanta va a escuchar uno de sus sermones, cada vez más célebres, como quien va a un debate televisivo de moda.

A pesar de rajar contra

"los nobles con la bolsa llena y el alma podrida", o quizá por eso mismo, logra que todo el mundo afloje la mosca con celeridad.

Pero cuando se refiere al príncipe hereje que ha venido atraído por la lujuria, por el pecado.

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por Eva, que sigue aquí porque sabe que con lisonjas conseguirá que la dama sucumba al pecado, la cosa parece haber ido demasiado lejos.

La infanta se queda tan acojonada con el sermón que cuando esa noche lee una nueva misiva de amor de Carlos primero la rechaza, luego la lee arrobada y luego se acojona otra vez por temor a condenarse y a causar la pérdida de todo un imperio.

Mientras, Angélica aprovecha para acercarse a

Íñigo, pero claro, algo querrá.

Y es que el chaval le recupere el collar que le han robado los húngaros.

Para persuadirlo, quema a

Íñigo con aceite de una vela y le promete una recompensa en especie.

Al tiempo, su tío Luis decide ya qué va a hacer con la información que le contó su esposa sobre los planes de Madame de Brissac.

Sus opciones eran decírselo a Olivares, partidario de la boda hispano-inglesa, o a Bocanegra, acérrimo enemigo.

Y se decanta por este

último, que no solo no se lo agradece gran cosa, sino que encima le encarga vigilar a la francesa y poner fin al lío de Teresa con Buckingham.

Probe Luis.

Ná le sale bien.

Y eso que todavía no sabe lo del acróstico en el nuevo poema de Quevedo.

El padre Ferrán ha vuelto ha leer los versos de Inés antes de su declaración ante el Santo Oficio, y se reafirma en el peligro que les atribuye, y en que todo en la vida es culpa de las mujeres, a pesar de lo cual también se reafirma en la promesa a Alatriste.

Alatriste también mantiene la suya, y roba el almacén de Alquézar junto a

Íñigo, Copons y el Vicuña húngaro.

Angélica, impaciente porque

Íñigo no le acaba de traer el collar que le robaron, le ha cogido gusto a lo del aceite derretido de las velas y se dedica a matar escarabajos con

él.

Alquézar le da la poesía nueva de Quevedo a su mujer.

Se está haciendo el gallito Luis diciendo que

"se lo ha ordenado" a Quevedo, cuando Angélica le estropea el momento al descubrir que la primera letra de cada verso forma la frase

#ERESUNCORNUDOLUYS, que si fuera hoy sería genial como hashtag en Twitter.

El dómine Pérez le da la charla de las dos almas a Alatriste, o sea, que se case ya o se va al infierno, pero Diego pasa mucho del tema.

Angélica, cabreada, se viste de zagal y sale a buscar a

Íñigo puñal en mano para forzarlo a que se porte como godo y le traiga ya el collar de una vez.

Le pincha un poco para espabilarlo.

"Sangre de Cristo", dice

él.

"No, sangre tuya", le chulea ella.

Juntos recuperan el collar pillando a los húngaros por sorpresa, y Angélica, toda excitada, grita

"mátalos".

Íñigo, más sereno, le responde

"mátalos tú", y a eso ella ya no se atreve.

Es que estamos en la fase escarabajos.

Antes hay que pasar por un gatito o algo, antes de la caza mayor.

"Este escrito no es un desvío de la fe verdadera, es un ataque directo".

Al final el padre Ferrán prefiere la muerte al susto y declara así sobre los versos de Inés.

La de Castro se presenta en la taberna hecha una furia buscando a Alatriste, al que le echa una bronca de tres pares que acaba con

"te mataré si te cruzas en mi camino", ante el gusto de la Lebri, que por otra parte tampoco se fía, y hace bien.

"Mi palabra no vale nada frente a la Palabra de Dios", se explica Ferrán a un Alatriste ya no cabreado, lo siguiente.

Ahora resulta que hasta tiene visiones de miseria y demás.

"Como ahora", le replica Alatriste.

Para liar más la cosa, aparece Malatesta a matar al cura también, pero Alatriste vuelve a ponerlo en fuga.

En la confusión, vuelve a aparecer María enmascarada, Ferrán le gana la partida con las espadas y va a ensartarla, cuando Alatriste lo evita, desarmándolo.

María aprovecha para atravesar al fraile por la espalda, dejándolo con tiempo solamente para decirle a Alatriste poco más que

"esa mujer acabará contigo".

Pues al final ha sido

"hos before bros".

Hay muchas críticas que se le pueden hacer a esta serie, pero al menos se le ve con frecuencia que se ha puesto cuidado en ciertos detalles, y no convertir a María en una amazona invencible en dos semanas es uno de ellos: es torpe con la espada, y la furia vengadora no sustituye al saber hacer.

Si mata a Ferrán es por la ayuda de Alatriste, tras haber estado a punto de morir ambas veces que le ha dado por sacar el filo a pasear.

Es lógico, y se agradece haberlo planteado así.

Tenía yo oído por un par de fuentes distintas que a partir del episodio 5 LADCA mejoraba, y bueno, quizá sí es así por lo visto hoy.

Al menos ahora el avión ha cogido velocidad de crucero, los espectadores ya saben qué esperar más o menos de la serie, y sobre todo las piezas de la partida tienen todas objetivos claros, cosas que hacer o evitar, y las tramas se enlazan con eficacia, dando incluso cabida a matices que recompensan el verla con atención y siguiendo los arcos argumentales de cada personaje, lo cual no es nada fácil cuando hay una treintena de ellos, además de los episódicos de quita y pon.

Además, se usan con eficacia los 70 minutos de duración, convirtiéndolos en una ventaja a la hora de dar cancha a todos los personajes y a la hora de cerrar bien cada episodio, en lugar de resultar un chicle molesto que hay que estirar.

En ese sentido, el re-montaje para sacar 18 episodios de 45 minutos a partir de los 13 originales que se va a usar en la emisión extranjera tiene que haber sido una jodienda de hacer.

Una serie de televisión siempre será menos espectacular que lo que se pueda imaginar uno

(y hasta la muy loada

'Juego de tronos' ha sido criticada por ello, por ejemplo), pero una manera de reconducir la atención del espectador es a base de buenas personajes bien interpretados, y el padre Ferrán de hoy es uno de ellos.

No lleva tonsura y se pueden buscar fallos a sus posturas religiosas, o al cómo es posible que sea

él el

"experto" de la Inquisición, pero resulta interesante, y con más de dos dimensiones.

Así que en ese sentido, enhorabuena y que haya más.

Notas sueltas:

-"No mires el arma, mira a los ojos del otro.

Se mata con los ojos.

" Esgrimistas del lugar:

¿esto es verdad, y si es así,

¿como funciona eso cuando se lucha con careta?

-Capitán,

¿adónde vamos?

-Para querer ser soldado, haces demasiadas preguntas.

-Pero si solo he hecho una.

-Demasiadas.

-"Uno nunca se arrepiente de las pelirrojas"

Estrambote:

Hay veces en que algo externo a una serie o película se convierte en una fuente de interés adicional al propio proyecto: los avatares de un rodaje peligroso, por ejemplo, o la complicación de adaptar algo difícil, o la ruina amenazante de un estudio, o el tema particularmente peliagudo, o lo que sea, y en el caso de LADCA a mí me lo está pareciendo la propia emisión de la serie.

Empezando por los preocupantes rumores pre-estreno, pasando por las salvajes críticas tras el primer episodio, siguiendo con los juicios vía Twitter, añadiendo los horarios de emisión más tardíos seguidos de reducción de audiencia, y continuando con las noticias y noticietas diarias sobre la inminente cancelación

/ traslado de día

/ retraso de hora

/ aplazamiento sine die

/ quema en plaza pública de LADCA, lo cierto es que todo eso se ha convertido en una especie de circo con su propio punto y todo.

Tras todo lo anterior, ahora mismo LADCA ha pasado a convertirse en un tercio que se niega a morir, del que sus irreductibles hispanos forman parte, y que resistirá ahora y siempre al invasor Julius Cancelator.

Algo que me gustaría saber, a todo esto, es cuánta gente está viendo LADCA por internet, sea descargada por la vía que sea, sea legalmente en las páginas correspondientes de Mediaset

(
http://www.telecinco.es/alatriste/capit ... ros/23676/ 
), y si ese número de visionados es superior o inferior al de otras series de sus cadenas.

En Estados Unidos es todo un debate importante lo de los visionados diferidos, y ya casi nadie se fía solo de las cifras en directo, incluyendo adicionalmente las reproducciones hechas hasta siete días más tarde

(Live+7, se llama eso).

Igual hay un filón ahí que debería explotarse más, porque así habría menos quejas sobre la hora de comienzo de las cosas y se podría cultivar audiencia.

Por referirse otra vez a

'Juego de tronos'

(o

'The walking dead', o varias otras que han crecido temporada a temporada), una subida así se puede conseguir solo a base de gente que se apunta más tarde, no solo de gente fiel desde el principio.

Así que mírenlo y que alguien me lo diga si le place.

Pero en fin, mientras tanto, un directivo de Telecinco ha dicho que la serie se emitirá en prime time

(
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/20 ... P56992.htm 
), y a pesar de que parece que no va a ser verdad del todo

(el próximo será pasadas las 11 de la noche, como este también), tendría su aquel que en lugar de expresarlo en lenguaje educado de ejecutivo, saliera alguien y dijera:

"Pues miren: no cancelamos

'Alatriste'.

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porque no nos sale de los cojones".

Y ya está.
