Calle desierta de Madrid, de noche.

Se acerca a Alatriste un rebaño de ovejas… y Malatesta.

Alatriste saca la cuchilla.

Malatesta: Guardad esa porquería.

No os servirá para nada.

No vengo a mataros.

Estoy aquí para que no os maten otros.

(las ovejas pasan al lado de ambos) Por cierto, no sabía que os dieran miedo las ovejas.

Alatriste: Sólo cuando vienen sin pastor.

(aparecen tres hombres tras las ovejas al fondo de la calle)
Malatesta: Tomad, por si acaso.

(le da una pistola.

Los pastores empiezan a pasar al lado de ellos, mirándose todos con desconfianza) Extraños pastores.

Alatriste: No más extraños que vos.

Malatesta: Me apena vuestra actitud.

Aunque me la temía.

Los españoles sois tan vanidosos y tan toscos.

Os manca fineza.

Quizá por eso domináis el mundo.

De momento.

(los pastores acaban de pasar a su lado y se alejan) Nos volveremos a ver.

Alatriste: Eso espero.

Malatesta: Me caéis bien, capitán.

Por eso estoy deseando tanto pelear con vos.

Alatriste: Cuando gustéis, señor…
Malatesta: Malatesta.

Gualterio Malatesta, de Palermo.

Si sois tan amable…

(extiende la mano y Alatriste le devuelve la pistola).

Ah, se me olvidaba…

(le tira una cuchillada de filos a Alatriste en un brazo).

Un recuerdo, para que me tengáis siempre en vuestros pensamientos.

(se va y Alatriste se mira la cuchillada)

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ADY: Esta es una secuencia que me hizo dudar de todo y temblar, es en la que más sufrí en toda la película.

Todos los factores se pusieron en mi contra.

Hacía 13 grados bajo cero cuando rodamos.

Yo en un alarde de imaginación absurdo había dicho que quería ovejas para meterle algo más de tensión a la secuencia y eran dificilísimas de dirigir.

La planificación que habíamos hecho Femenía y yo no funcionaba, los actores y el equipo estaban incómodos, yo estaba destruido, las ovejas hacían lo que querían.

Lo

único que me salvó fue que a las cuatro de la mañana decidí seguir adelante pasara lo que pasara y rodar lo máximo posible para que después en la sala de montaje me salvara Pepe.

Incluso planos como este, tipo Sergio Leone, yo ya los hacía de forma casi mecánica porque estaba aterrorizado ese día y no me funcionaba nada, pero después han quedado muy bien en la película.

No es exactamente un consejo para futuros directores, pero la idea esta de no ceder nunca y seguir hasta el final es casi la ley del director.

Después, siempre que la vemos con Enrico o Viggo nos reímos porque estábamos pensando que estábamos organizando un gran desastre, y al final el desastre se salvó muy bien.

Como siempre, son los actores los que te salvan.

Enrico y Viggo tiraron para adelante y pusieron todo de su parte para que la secuencia fuera creíble y superara incluso lo que yo tenía pensado.

Enrico Lo Verso es un actor italiano maravilloso, un Malatesta ideal, y le debo su presencia fundamentalmente a mi mujer, que fue quien se empeñó tras verle en sus películas italianas

‘El ladrón de niños’ y

‘L’America’.

Yo siempre le he admirado mucho, nunca había podido trabajar con

él, aquí lo logré y estoy encantado.
