Bueno, he decidido meterme en el ajo a título personal con Malatesta, espero que no os moleste la licencia.

También usaré como personajes a los lacayos, especialmente el del sarao, ya que será el encargado de informar a las damas y llevar a buen puerto el encargo si algo saliera mal.

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Abrí la puerta del inmundo sótano.

Había un tipo bien vestido, maniatado y hecho un ovillo.

Se tapaba los ojos con las manos, molesto por la luz.

Pobre diablo, de no ser por

él estaría bien jodido.

Conocía la fama del tal Enríquez, perito del secuestro y la extorsión.

Parecía hombre de cuna, y seguro que habría conseguido de sus familiares un muy jugoso rescate.

Que jodidas paradojas, pensé, tiene la vida.

Ahora soy yo

el caballero salvador de esta novela.

Uno de mis hombres me alargó un tahalí con una espada de costillas y una daga.

-Creo que esto es de vuestra merced- dije el hombre, dejando caer el cinto junto a

él.

Me agaché, fastidiado, cortando sus ataduras.

Miró mi rostro, maravillánadose de que un tipo como yo le rescatara.

Y a bien seguro de que, al primer gesto o palabra de más, iba a darle yo la razón.

Lo habría dejado gustosamente pudríendose en aquella celda, pero tenía una dama a la chepa.

Me volví a mirarla.

Era una de esas mujeres de alcurnia, pero esta estaba especialmente de rompe y rasga.

No me habría importado tener con ella un rato a solas, o dos.

-Vuestra excelencia decide que hacemos con

él- dije, con un apunte de sonrisa.

-Llegan jinetes- adviritó uno de los sicarios.

-Disculpadme- dije- Tengo que ganarme el jornal.

Los hombres estaban bien apostados, fingiendo descuido.

Mientras que algunos se encontraban en la puerta, aparentando normalidad, otros estaban escondidos en el cercano bosquecillo con las pistolas amartilladas.

Bajé los escalones, plantándome en medio del camino.

Me gustan esas teatralidades tan desconcertantes, que en segun que ocasiones reconfortan el ego.

Eran tres hombres, según vi, el tal Marozzo y dos escoltas de capas sospechosamente abultadas.

El jinete se detuvo a mi altura, saludando en español.

Aquello era cosa hecha.

-Bouna sera- contesté en italiano.

El hombre me miró, confuso.

Los mios estrecharon el cerco, empuñando sus pistolas.

El ricohombre genovés le echó muchas asaduras

(49% de B en Voluntad) y apesar de no llevar pistola, echó mano a su schiavona.

Le dejé espacio, mientras sus hombres intentaban hacer caracolear los caballos para dificultar la punteria de mis hombres

(12% de B en cabalgar), y vive Dios que lo consiguieron.

Dos de los tiros alcanzaron a los caballos, y dos se perdieron, el gentilhombre cuarenton de buen talle tuvo problemas con su caballo, perdiéndome el frente.

Aproveché el receso para encañonar a uno de los escoltas con mi pistola.

El tiro salió a pedir de boca

(19% de 60%, armas de fuego B+10 de buen tirador), alcanzándole el pecho

(tirada de localización, 1D20, 14, daño de 8 puntos, 5+3

-tirada de 2D6-), dando con

él en tierra.

Marozzo venía rehecho, tirándome una estocada excelente

(06%), que yo también esquivé excelentemente

(16% de 75%).

Uno de sus guardias descargó un pistoletazo sobre uno de mis sicarios

(48% de 50%), alcanzándole en la pierna izquierda

(tirada de localización 4), volándosela literalmente

(11 puntos de vida, 5+6), cayendo al suelo entre alaridos.

Ataqué yo ahora, más diestro que

él

(18 de DES frente a 15), tirándole el herreruelo sobre la espada, con que se la trabé

(31% de 75%), lanzándole una estocada fulminante

(60% de 90%) que

él se comió como pardillo

(87% de 25% en esquivar).

El piquete le pasó el brazo derecho

(5+1 de daño en ropera, 1D6+1, tirada de localización 15), haciéndole soltar el arma.

El tal Francesco trastabilló,

(71% de 70% en una tirada de FOR, 14x5), poniéndomelo fácil.

Entretanto, mis hombres atacaban al escolta por todos los frentes.

Este, fallando estrepitosamente desvíos con espada y daga

(87% y 97% de 50%), recibió una estocada

(dos fallan, uno saca 03% de 50%) en el brazo derecho

(otra vez 14), que se lo dejó bien malherido, sino inmóvil

(4 puntos de vida de 3+1 puntos de daño en el brazo, por llevar jubón de estopa).

Lancé la estocada definitiva a Marozzo

(67%), que la recibió nuevamente

(65% de 25% en esquivar), en el bajo vientre

(localización 9, 4+1 puntos de daño), encajándola con un gemido.

El tipo era fuerte, después de todo.

Mientras uno de mis sicarios acuchillaba al guardaespaldas en una pierna

(37%, 3+1 puntos de daño), haciéndole perder pie, saqué mi daga y, con todo el tiempo del mundo, así al genovés del pelo, atándole pies y manos

(la pérdida de puntos de vida indujo a Marozzo a sufrir una pérdida de Espíritu

(ESP), sintiéndose derrotado).

El trabajo estaba hecho, asi que arrebatándole la pistola al guardaespaldas que maté de un tiro en el pecho, disparé a bocajarro contra el caido

(50% de 60%, localización 12, 6+4 puntos de daño), volándole también las costillas.

Bang.

El desgraciado de la pierna aguantó los dolores

(44% de 55% en ESP) mientras sus compañeros intentaban hacerle una torniquete, cortándole la hemorragia

(18% de un tipo que tenía 25% en curar, eso es potra).

Ese ya no iba a jugar al balón nunca más.

Llame al sicario que había curado a aquel tipo, y, tras intentarlo innumerables veces, vendó las heridas de Marozzo antes de que el genovés se desangrara por ellas.

Llevado en volandas por los sicarios, pues se había desmayado, lo llevaron dentro del caserío.

No había estado mal hacer un poco de ejercicio.

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Esto es un ejemplo de combate.

A vosotros solo os pediré las tiradas y os describiré vuestro combate por privado.

Luego, juntando todo, haré un mensaje donde explicaré lo sucedido a modo de narración, omitiendo porcentajes entre paréntesis, como en este caso.

Ya veis que son necesarias 3 tiradas si se acierta: la d100

(la de haber acertado), una d20

(localización de daño) y el daño correspondiente del arma.

¿Fácil no? Pues eso.
